lunes, 21 de septiembre de 2009

Jody Williams, premio Nobel de la Paz 1997, a La Jornada

Obama se está aventurando en una guerra sin plan de retirada

Yo no voté por él para que actuara en Afganistán como Bush en Irak

Blanche Petrich y Georgina Saldierna

Jody Williams, la estadunidense que fue laureada con el Premio Nobel de la Paz en 1997 por conducir la campaña que logró la prohibición de las minas terrestres, es optimista frente a lo que ve como una oportunidad histórica para que la humanidad avance hacia un mundo libre de armamento nuclear. Pero este ánimo positivo se eclipsa de cara a los pasos que ha dado en los meses recientes el presidente Barack Obama, al escalar la intervención bélica de Estados Unidos en Afganistán.

Yo no voté por él para que actuara en Asia central como lo hizo George Bush en Irak. Se está aventurando en una guerra sin un plan de retirada. Y esto es una estupidez. Yo no tengo a Obama por un tonto. Simplemente, no lo entiendo. Lo dice con toda gravedad, acentuando las sílabas.

Y luego emerge el personaje clásico de la Jody Williams iracunda: Me enoja muchísimo. Pese a todo lo que ha cambiado en el mundo, Estados Unidos se sigue sintiendo el gendarme del mundo.

La activista tiene una personalidad arrolladora. Nativa de Vermont, pasó por universidades desde 1968 hasta 1972: típico producto de su generación de sexo, drogas y rocanrol. Luego vendría la militancia contra las guerras estadunidenses: Vietnam, Centroamérica, minas terrestres, bombas de racimo.

En El Salvador, Jody pagó un precio muy alto. Yendo y viniendo de San Salvador a Los Ángeles, en una carrera frenética por detener el creciente intervencionismo de su país, cayó en manos de los escuadrones de la muerte. Fui violada por gente entrenada y armada por mi propio gobierno. Esa es la raíz profunda de su lucha por la paz en el mundo.

Los organismos no gubernamentales (ONG) que empujan por un mundo con menos armas y, sobre todo, libre de arsenales nucleares, la escuchan cuando habla. Ahora la agenda pasa a ligas mayores.

ONG deben ser congruentes

Dice Williams, en entrevista con La Jornada: “La lucha por el desarme nuclear atañe a todos por igual, porque la posesión de arsenales atómicos por un grupo de gobiernos –no importa cuáles– pone en riesgo no sólo a un país o región, sino a toda la humanidad. La agenda para prohibir las armas nucleares es más compleja que luchar por proscribir minas terrestres o bombas de racimo, pero los principios son los mismos. Las ONG deben ser congruentes: el desarme es para todos, sin distingos ni excepciones, sin mantener el doble rasero que prevalece hoy en día y que permite asumir que, por ejemplo, está mal que Irán desarrolle tecnología nuclear, pero está bien que Israel conserve sus misiles nucleares. La prohibición debe ser obligatoria para todos. No hay otro modo de lograrla. Y ahora es cuando. Estamos frente a una oportunidad histórica que, si nosotros como sociedad civil no atrapamos, se nos va a escapar.

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Jody Williams, premio Nobel de la Paz 1997, asistió a un acto por la libertad de los presos políticos de San Salvador Atenco, estado de MéxicoFoto Jesús Villaseca

Sinceramente creo que lo que haga Estados Unidos respecto al desarme nuclear va a determinar el futuro. El compromiso de Obama de revisar la política nuclear puede dar resultados positivos si se pone atención en los detalles. Cosa que, por ahora, no veo que esté haciendo.

–Usted dice que el diablo está en los detalles.

–Así es. Hasta ahora Obama se ha comprometido incluso a reducir las cifras más allá de lo que ofreció en principio. Fantástico. Es un buen principio para construir un clima de confianza. Sin embargo, si no se revisa y se elimina la política de disuasión, si al final de cuentas Washington decide conservar algunos misiles con el pretexto de ser la policía del mundo... la importancia del desarme va a perder su trascendencia.

–Más allá del desarme nuclear, la escalada del gobierno de Obama en Afganistán nos hace recordar cada vez más a Bush en Irak.

–Yo no voté por Obama para que sacara nuestras tropas de Irak y las fuera a meter a Afganistán. No lo entiendo. Parece ser un hombre inteligente. Esto lo va a llevar a perder el apoyo de mucha gente que votó por él.

–¿Se ha dejado presionar por los halcones, los neoconservadores?

–No hay pretexto. Él es un civil. En Estados Unidos tenemos a un civil como comandante en jefe de las fuerzas armadas. Es él. Y su trabajo no es escuchar solamente al sector militar, sino evaluar todos los factores políticos que están en juego para tomar las mejores decisiones.

–¿La luna de miel terminó para usted?

–Nunca la tuve. Al final de cuentas es un político. Y un político de Chicago, uno de los entornos políticos más corruptos de Estados Unidos. No estoy diciendo que él sea corrupto, pero viene de ese medio. Él ganó las elecciones. Sensacional. ¿Y después qué? Eso es lo que cuenta. He oído mucha retórica en mi vida. Necesito algo más concreto.

Siguen matando a mujeres en Ciudad Juárez

Sábado, 19 de Septiembre de 2009

(Por Alberto Nájar, BBC Mundo, México)

Siguen18Prensa Indígena, Recibido de Melina Alfaro, 18 de septiembre.- En lo que va del año han asesinado a 88 mujeres en Ciudad Juárez. Los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua, en el norte de México, alcanzaron la cifra más alta en 16 años. Según organizaciones civiles, en lo que va del año 88 mujeres fueron asesinadas, la mayor cantidad desde que se supo de este tipo de crímenes en 1993.

La mayoría de los asesinatos no se ha aclarado e incluso las autoridades han dicho que varios son consecuencia de la guerra entre bandas de narcotraficantes. Organizaciones no gubernamentales están en alerta. “Es una cifra muy, muy preocupante, revela que a pesar de todas las acciones y denuncias que se han hecho la impunidad continúa”, le dijo a BBC Mundo Juan Carlos Gutiérrez, director de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de Derechos Humanos (CMDPDH).

El aumento de estos crímenes coincide con la polémica que causó la propuesta del presidente Felipe Calderón de nombrar a Arturo Chávez Chávez como fiscal general del país. El candidato fue procurador en Chihuahua en los primeros años que aparecieron mujeres muertas por la violencia. Organizaciones de derechos humanos le acusan de no investigar los asesinatos.

El factor del narco. Por diferentes razones, pero lo cierto es que el número se ha incrementado como jamás lo ha habido Marisela Ortiz, fundadora de la organización Nuestras Hijas de regreso a Casa. Desde el año pasado la ciudad fronteriza es campo de batalla de los carteles de Sinaloa y Juárez, que se disputan el control del tráfico de drogas.

La procuradora de Justicia de Chihuahua, Patricia González, definió la situación como una “guerra de exterminio” entre los grupos. Más de 3.000 personas han muerto desde enero de 2008. El escenario ocultó el repunte del asesinato de mujeres, que se cometen en un número mayor a la década los 90, cuando aparecieron los primeros cadáveres de jóvenes asesinadas.

Desde el año pasado organizaciones no gubernamentales advirtieron que la disputa de bandas de narcotráfico aumentaría los ases! innatos de mujeres, lo cual ha ocurrido. “Por diferentes razones, pero lo cierto es que el número se ha incrementado como jamás lo ha habido”, le dijo a BBC Mundo Marisela Ortiz, fundadora de la organización Nuestras Hijas de regreso a Casa que agrupa a madres de mujeres asesinadas.

Juicio internacional. Por los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez el gobierno mexicano ha recibido varias recomendaciones de organismos civiles internacionales. Desde abril México enfrenta un juicio en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), por la falta de castigo a los asesinos de mujeres.

El proceso se concentra en el caso de tres chicas cuyos cuerpos aparecieron en un campo de algodón, pero la resolución tendrá efecto para las más de 500 víctimas reconocidas por la Procuraduría de Justicia de Chihuahua. Las madres de estas tres mujeres demandan al Estado mexicano la reparación del daño causado, pero no sólo en términos económicos sino con el castigo a los culpables.

También se exige protección a las familias de las víctimas, que han sido amenazadas desde hace varios años. En las audiencias celebradas en abril la procuradora de Chihuahua afirmó que más de la mitad de los casos están resueltos. La sentencia podría dictarse dentro de un mes, aseguró el director de la CMDPDH

http://www.prensaindigena.org.mx/nuevositio/?p=15504



Hay una resistencia real al imperio; no existen muchos sitios de los que pueda decirse lo mismo

América Latina es el lugar más estimulante del mundo: Chomsky

La esperanza del cambio anunciada por Barack Obama es sólo una ilusión, considera el escritor

David Brooks, Hermann Bellinghausen y Luis Hernández

América Latina es hoy el lugar más estimulante del mundo, dice Noam Chomsky. Hay aquí una resistencia real al imperio; no existen muchas regiones de las que pueda afirmarse lo mismo.

Entrevistado por La Jornada, uno de los intelectuales disidentes más relevantes de nuestros tiempos señala que la esperanza en el cambio anunciada por Barack Obama es una ilusión, ya que son las instituciones y no los individuos los que determinan el rumbo de la política. A lo sumo, lo que el mandatario representa es un giro desde la extrema derecha al centro de la política tradicional estadunidense.

Presente en México para celebrar los 25 años de La Jornada, el autor de más cien libros, el lingüista, crítico antimperialista, analista del papel que desempeñan los medios de comunicación en la manufactura del consenso, explica cómo la guerra a las drogas se inició en Estados Unidos como parte de una ofensiva conservadora contra la revolución cultural y la oposición a la invasión de Vietnam.

A continuación, presentamos la transcripción completa de sus declaraciones.

América Latina es hoy el lugar más estimulante del mundo. Por primera vez en 500 años hay movimientos hacia una verdadera independencia y separación del mundo imperial; se están integrando países que históricamente han estado separados. Esta integración es un prerrequisito para la independencia. Históricamente, Estados Unidos ha derrocado un gobierno tras otro; ahora ya no puede hacerlo.

Brasil es un ejemplo interesante. Hacia principios de los 60, los programas de (Joao) Goulart no eran tan diferentes de los de (Luiz Inacio) Lula. En aquel caso, el gobierno de (John F.) Kennedy organizó un golpe de Estado militar. Así, el Estado de seguridad nacional se propagó por toda la región como una plaga. Hoy día Lula es el muchacho bueno, al que están tratando de cultivar, en reacción a los gobiernos más militantes en la región. En Estados Unidos no publican los comentarios de Lula favorables a (Hugo) Chávez o a Evo Morales. Los silencian porque no son el modelo.

Hay un movimiento hacia la unificación regional: se empiezan a formar instituciones que, aunque no funcionan del todo, comienzan a existir. Es el caso de Mercosur y Unasur.

Otro caso notable en la región es el de Bolivia. Después del referendo hubo una gran victoria, y también una sublevación bastante violenta en las provincias de la Media Luna, donde están los gobernadores tradicionales, blancos. Un par de docenas de personas murieron. Hubo una reunión regional en Santiago de Chile donde se expresó un gran apoyo a Morales y una firme condena a la violencia, y Morales respondió con una declaración importante. Dijo que era la primera vez en la historia de América Latina, desde la conquista europea, en que los pueblos habían tomado el destino de sus países en sus propias manos sin el control de un poder extranjero, o sea Washington. Esa declaración no fue publicada en Estados Unidos.

Centroamérica está traumatizada por el terror reaganiano. No es mucho lo que sucede allí. Estados Unidos sigue tolerando el golpe militar en Honduras, aunque es significativo que no lo pueda apoyar abiertamente.

Otro cambio, aunque atropellado, es la superación de la patología real en América Latina, probablemente la región más desigual del mundo. Es una región muy rica, siempre gobernada por una pequeña elite europeizada, que no asume ninguna responsabilidad con el resto de sus respectivos países. Se puede ver en cosas muy simples, como el flujo internacional de capital y bienes. En América Latina la fuga de capitales es casi igual a la de la deuda. El contraste con Asia oriental es muy impactante. Aquella región, mucho más pobre, ha tenido mucho más desarrollo económico sustantivo, y los ricos están bajo control. No hay fuga de capitales; en Corea del Sur, por ejemplo, se castiga con la pena de muerte. El desarrollo económico allá es relativamente igualitario.

Control debilitado

Había dos formas tradicionales con las que Estados Unidos controlaba América Latina. Una era el uso de la violencia; la otra, el estrangulamiento económico. Ambas han sido debilitadas.

Los controles económicos son ahora más débiles. Varios países se han liberado del Fondo Monetario Internacional a través de la colaboración. También se han diversificado acciones entre el sur, en lo que la relación de Brasil con Sudáfrica y China ha entrado como factor. Han podido enfrentar algunos problemas internos sin la poderosa intervención de Estados Unidos.

La violencia no ha terminado. Ha habido tres golpes de estado en lo que va de este siglo. El venezolano, abiertamente apoyado por Estados Unidos, fue revertido, y ahora Washington tiene que recurrir a otros medios para subvertir al gobierno, entre ellos ataques mediáticos y apoyo a grupos disidentes. El segundo fue en Haití, donde Francia y Estados Unidos tiraron al gobierno y enviaron al presidente a Sudáfrica. El tercero es el de Honduras, que es un asunto mixto. La Organización de Estados Americanos asumió una postura firme y la Casa Blanca tuvo que seguirla, y proceder muy lentamente. El FMI acaba de otorgar un enorme préstamo a Honduras, que sustituye la reducción de asistencia estadunidense. En el pasado éstos eran asuntos rutinarios. Ahora esas medidas (la violencia y el estrangulamiento económico) se han debilitado.

Estados Unidos está reaccionando y ha dado pasos para remilitarizar la región. La Cuarta Flota, dedicada a América Latina, había sido desmantelada en los 50, pero se está reahabilitando, y las bases militares en Colombia son un tema importante.

La ilusión de Obama

La elección de Barack Obama generó grandes expectativas de cambio hacia América Latina. Pero son sólo ilusiones

Sí hay un cambio, pero el giro es porque el gobierno de Bush se fue tan al extremo del espectro político estadunidense que casi cualquiera se hubiera movido hacia el centro. De hecho el propio Bush en su segundo periodo fue menos extremista. Se deshizo de algunos de sus colaboradores más arrogantes y sus políticas fueron más moderadamente centristas. Y Obama, de manera previsible, continúa con esta tendencia.

Giró hacia la posición tradicional. Pero ¿cuál es esa tradición? Kennedy, por ejemplo, fue uno de los presidentes más violentos de la posguerra. Woodrow Wilson fue el mayor intervencionista del siglo XX. El centro no es pacifista ni tolerante. De hecho Wilson fue quien se apoderó de Venezuela, sacando a los ingleses, porque se había descubierto petróleo. Apoyó a un dictador brutal. Y de allí continuó con Haití y República Dominicana. Mandó a los marines y prácticamente destruyó Haití. En esos países dejó guardias nacionales y dictadores brutales. Kennedy hizo lo mismo. Obama es un regreso al centro.

Es igual con el tema de Cuba, donde durante más de medio siglo Estados Unidos se ha involucrado en una guerra, desde que la isla ganó su independencia. Al principio esta guerra fue bastante violenta, especialmente con Kennedy, cuando hubo terrorismo y estrangulamiento económico, a lo que se opone la mayoría de la población estadunidense. Durante décadas, casi dos tercios de la población han estado en favor de la normalización de las relaciones, pero eso no está en la agenda política.

Las maniobras de Obama se fueron hacia el centro; suspendió algunas de las medidas más extremas del modelo de Bush, y hasta fue apoyado por buena parte de la comunidad cubano-estadunidense. Se movió un poco hacia el centro, pero ha dejado muy claro que no habrá cambios.

Las reformas de Obama

Lo mismo sucede en la política interna. Los asesores de Obama durante la campaña fueron muy cuidadosos en no dejarlo comprometerse con nada. Las consignas fueron la esperanza y el cambio, un cambio en el que creer. Cualquier agencia de publicidad sensata habría hecho que ésas fueran las consignas, pues 80 por ciento del país pensaba que éste marchaba por el carril equivocado. McCain decía cosas parecidas, pero Obama era más agradable, más fácil de vender como producto. Las campañas son sólo asuntos de mercadotecnia, así se entienden a sí mismas. Estaban vendiendo la marca Obama en oposición a la marca McCain. Es dramático ver esas ilusiones, tanto fuera como dentro de Estados Unidos.

En Estados Unidos casi todas las promesas hechas en el ámbito de reforma laboral, de salud, de energéticos, han quedado casi anuladas. Por ejemplo, el sistema de salud es una catástrofe. Es probablemente el único país en el mundo en el que no hay una garantía básica de atención médica. Los costos son astronómicos, casi el doble de cualquier otro país industrializado. Cualquier persona que tiene bien puesta la cabeza sabe que es la consecuencia de que se trate de un sistema de salud privado. Las empresas no procuran salud, están para obtener ganancias.

Es un sistema altamente burocratizado, con mucha supervisión, altísimos costos administrativos, donde las compañías de seguros tienen formas sofisticadas de evadir el pago de las pólizas, pero no hay nada en la agenda de Obama para hacer algo al respecto. Hubo algunas propuestas light, como por ejemplo la opción pública, pero quedó anulada. Si uno lee la prensa de negocios, encuentra que la portada de Business Week reportaba que las aseguradoras celebraban su victoria.

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Noam Chomsky en La JornadaFoto Carlos Ramos Mamahua
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Kennedy fue uno de los presidentes más violentos de la posguerra, considera Noam ChomskyFoto Carlos Ramos Mamahua

Se realizaron campañas muy exitosas en contra de esta reforma, organizadas por los medios y la industria para movilizar segmentos extremistas de la población. Es un país en el que es fácil movilizar a la gente con el miedo, e inculcarle todo tipo de ideas locas, como que Obama va a matar a la abuela de uno. Así lograron revertir propuestas legislativas ya de por si débiles. Si en verdad hubiera habido un compromiso real en el Congreso y la Casa Blanca, esto no hubiera prosperado, pero los políticos estaban más o menos de acuerdo.

Obama acaba de hacer un acuerdo secreto con las compañías farmacéuticas para asegurarles que no habrá esfuerzos gubernamentales por regular el precio de las medicinas. Estados Unidos es el único país en el mundo occidental que no permite que el gobierno use su poder de compra para negociar el precio de los medicamentos. Un 85 por ciento de la población se opone, pero eso no significa diferencia alguna, hasta que todos vean que no son los únicos que se oponen a estas medidas.

La industria petrolera anunció que va a utilizar las mismas tácticas para derrotar cualquier proyecto legislativo de reforma energética. Si Estados Unidos no implanta controles firmes sobre las emisiones de dióxido de carbono, el calentamiento global destruirá la civilización moderna.

El diario Financial Times señaló con razón que si había una esperanza de que Obama pudiera haber cambiado las cosas, ahora sería sorprendente que sí cumpliera con lo mínimo de sus promesas. La razón es que no quería cambiar tanto las cosas. Es una criatura de quienes financiaron su campaña: las instituciones financieras, las energéticas, las empresas. Tiene la apariencia de buen tipo, sería un buen acompañante de cena, pero eso no permite cambiar la política; la afecta un poco. Sí hay cambio, pero es un poco más suave. La política proviene de las instituciones, no está hecha por individuos. Las instituciones son muy estables y muy poderosas. Por supuesto, encuentran la manera de confrontar lo que sucede.

Más de lo mismo

Los medios están un poco sorprendidos de que se esté regresando adonde siempre se estuvo. Lo reportan, es difícil no hacerlo, pero el hecho es que las instituciones financieras se pavonean de que todo está quedando igual que antes. Ganaron. Goldman Sachs ni siquiera intenta ocultar que después de haber hundido la economía está entregando jugosos bonos a sus ejecutivos. Creo que en el pasado trimestre acaba de reportar las ganancias más altas de su historia. Si fueran un poquito más inteligentes lo intentarían ocultar.

Esto se debe a que Obama está respondiendo a quienes apoyaron su campaña: el sector financiero. Miren nada más a quién escogió para su equipo económico. Su primer asesor fue Robert Rubin, el responsable de la derogación de una ley que regulaba al sector financiero, lo cual benefició mucho a Goldman Sachs; asimismo, se convirtió en directivo de Citigroup, hizo una fortuna y se salió justo a tiempo. Larry Summers, quien fue la principal figura responsable de detener toda regulación de los instrumentos financieros exóticos, ahora es el principal asesor económico de la Casa Blanca. Y Timothy Geithner, quien como presidente de la Reserva Federal de Nueva York supervisaba lo que sucedía, es secretario del Tesoro.

En un reportaje reciente se examinó a algunos de los principales asesores económicos de Obama. Se concluyó que gran parte de ellos no deberían estar en el equipo de asesoría, sino enfrentando demandas legales, porque estuvieron involucrados en malos manejos en la contabilidad y otros asuntos que detonaron la crisis.

¿Por cuánto tiempo se pueden mantener las ilusiones? Los bancos están ahora mejor que antes. Primero recibieron un enorme rescate del gobierno y los contribuyentes, y lo utilizaron para fortalecerse. Son más grandes que nunca; absorbieron a los débiles. O sea, se está sentando la base para la próxima crisis. Los grandes bancos se están beneficiando con una póliza de seguros del gobierno, que se llama demasiado grande para fallar. Si se es un banco enorme o una casa de inversión importante, es demasiado importante para fracasar. Si se es Goldman Sachs o Citigroup, no puede fracasar porque eso derrumbaría toda la economía. Por eso pueden hacer préstamos riesgosos, para ganar mucho dinero, y si algo falla, el gobierno los rescata.

La guerra contra el narco

La guerra contra la droga, que desgarra a varios países de América Latina entre los que se encuentra México, tiene viejos antecedentes. Revitalizada por Nixon, fue un esfuerzo por superar los efectos de la guerra de Vietnam en Estados Unidos.

La guerra fue un factor que llevó a una importante revolución cultural en los 60, la cual civilizó al país: derechos de la mujer, derechos civiles. O sea, democratizó el territorio, aterrorizando a las elites. La última cosa que deseaban era la democracia, los derechos de la población, etcétera, así que lanzaron una enorme contraofensiva. Parte de ella fue la guerra contra las drogas.

Ésta fue diseñada para trasladar la concepción de la guerra de Vietnam, de lo que nosotros les estábamos haciendo a los vietnamitas, a lo que ellos nos estaban haciendo a nosotros. El gran tema a fines de los 60 en los medios, incluso los liberales, fue que la guerra de Vietnam fue una guerra contra Estados Unidos. Los vietnamitas estaban destruyendo a nuestro país con drogas. Fue un mito fabricado por los medios en las películas y la prensa. Se inventó la historia de un ejército lleno de soldados adictos a las drogas que al regresar se convertirían en delincuentes y aterrorizarían a nuestras ciudades. Sí, había uso de drogas entre los militares, pero no era muy diferente al que existía en otros sectores de la sociedad. Fue un mito fabricado. De eso se trataba la guerra contra las drogas. Así se cambió la concepción de la guerra de Vietnam a una en la que nosotros eramos las víctimas.

Eso encajó muy bien con las campañas en favor de la ley y el orden. Se decía que nuestras ciudades se desgarraban por el movimiento antibélico y los rebeldes culturales, y que por eso teníamos que imponer la ley y el orden. Allí cabía la guerra contra la droga.

Reagan la amplió de manera significativa. En los primeros años de su administración se intensificó la campaña, acusando a los comunistas de promover el consumo de drogas.

A principios de los 80 los funcionarios que tomaban en serio la guerra contra las drogas descubrieron un incremento significativo e inexplicable de fondos en bancos del sur de Florida. Lanzaron una campaña para detenerlo. La Casa Blanca intervino y suspendió la campaña. Quien lo hizo fue George Bush padre, en ese tiempo encargado de la guerra contra las drogas. Fue cuando la tasa de encarcelamiento se incrementó de manera significativa, en gran parte con presos negros. Ahora el número de prisioneros per cápita es el más alto en el mundo. Sin embargo, la tasa de criminalidad es casi igual que en otros países. Es un control sobre parte de la población. Es un asunto de clase.

La guerra contra las drogas, como otras políticas, promovidas tanto por liberales como por conservadores, es un intento por controlar la democratización de fuerzas sociales.

Hace unos días, el Departamento de Estado de Obama emitió su certificación de cooperación en la lucha contra las drogas. Los tres países que fueron descertificados son Myamar, una dictadura militar –no importa, está apoyada por empresas petroleras occidentales–, Venezuela y Bolivia, que son enemigos de Estados Unidos. Ni México, ni Colombia, ni Estados Unidos, en todos los cuales hay narcotráfico.

Un lugar interesante

El elemento central del neoliberalismo es la liberalización de los mercados financieros, lo cual hace vulnerables a los países que tienen inversionistas extranjeros. Si uno no puede controlar su moneda y la fuga de capitales, está bajo control de los inversionistas extranjeros. Pueden destruir una economía si no les gusta lo que este país hace. Ésa es otra forma de controlar pueblos y fuerzas sociales, como los movimientos obreros. Son reacciones naturales de un empresariado muy concentrado, con gran conciencia de clase. Claro que hay resistencia, pero fragmentada y poco organizada, y por ello pueden seguir promoviendo políticas a las que se opone la mayoría de la población. A veces esto llega al extremo.

El sector financiero está igual que antes; las aseguradoras de salud han ganado con la reforma sanitaria, las empresas energéticas ganarán con la reforma energética, los sindicatos han perdido con la reforma laboral y, por supuesto, la población de Estados Unidos y la del mundo pierden porque ya de por sí la destrucción de la economía es grave. Si se destruye el medio ambiente, los que de veras sufrirán son los pobres. Los ricos sobrevivirán a los efectos del calentamiento global.

Por esto América Latina es uno de los lugares verdaderamente interesantes. Es uno de los sitios en los que hay verdadera resistencia a todo esto. ¿Hasta dónde llegará? No se sabe. No me sorprendería que haya un giro a la derecha en las próximas elecciones en América del Sur. Aun así, se ha logrado un avance que sienta las bases para algo más. No hay muchos lugares en el mundo de los que pueda decirse lo mismo.

La nueva generación cubana baila, grita y llora durante poco más de cinco horas

El concierto Paz sin fronteras, convocatoria a desterrar el odio

Hemos vencido el miedo; esperamos que también lo puedan vencer los jóvenes de aquí, los de Miami, dice Juanes ante más de un millón; pide a Cuba y Estados Unidos: es tiempo de cambiar

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Juanes abraza a un admirador que enarbola una bandera cubana en la Plaza de la Revolución, durante el concierto de ayerFoto Reuters
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En la histórica Plaza de la Revolución, en La Habana, se congregaron ayer más de un millón de personas para disfrutar del concierto Paz sin fronteras. Este escenario acaso también es protagonista; decenas de discursos se han dicho desde esta tribuna; aquí se homenajeó, a su muerte, al Che Guevara, y millones han desfilado por aquí, con frecuencia bajo un lema beligerante... esta vez no fue asíFoto Ap
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Detalle captado en medio de la multitud congregada en la Plaza de la Revolución durante el concierto de este domingoFoto Reuters
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La esperada presencia de la cantante puertorriqueña Olga Tañón abrió el concierto de ayer en la Plaza de la Revolución de la capital cubanaFoto Reuters
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El grupo cubano Orishas durante su actuación de ayer en la capital cubanaFoto Reuters
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Muestras de reconocimiento a artistas participantes en Paz sin fronterasFoto Reuters
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Panorámica de la Plaza de la Revolución durante el recital de ayer, que fue presenciado por más de un millón de personas y difundido al mundo en vivo por televisiónFoto Reuters
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El cantante colombiano Juanes (cuarto de izquierda a derecha) y artistas como Miguel Bosé (primero de la izquierda) y Olga Tañón (a la derecha de Juanes) saludan al público al finalizar el concierto Paz sin fronteras, este domingo en la Plaza de la Revolución de la capital cubanaFoto Ap
Gerardo Arreola
Corresponsal

La Habana, 20 de septiembre. Es tiempo de cambiar, le pide Juanes a Cuba y a Estados Unidos. Y como buen negociador pone sobre la mesa el resultado de su concierto: un millón 150 mil personas, según el reporte que trae al escenario Miguel Bosé, después de tres horas de espectáculo bajo el calor caribeño.

A los dos se les escapa el dato, o no lo mencionan de tan evidente. Ésta es una multitud de jóvenes, quizá menores de 30 años, que abarrota la Plaza de la Revolución. Una nueva generación tiene su primera experiencia de esta magnitud. Sería su Woodstock o su Avándaro, si no fuera porque aquí todo el mundo emprende tranquilamente el regreso a sus casas ya entrada la noche del domingo.

Celebro estar aquí por encima de cualquier diferencia, dice Juanes, enganchado con la polémica que trae desde hace un mes. “Hemos vencido el miedo para estar con ustedes aquí esta tarde. Nosotros esperamos que ustedes también lo puedan vencer; que todos los jóvenes de la región, todos los jóvenes en Estados Unidos, en Miami, en todas las ciudades, perdamos el miedo y podamos llegar a entender lo importante que es cambiar el odio por amor, muchachos… A pesar de que todos somos distintos, pensamos distinto, estamos acá, tranquilos y disfrutando.”

Le contesta en un alarido la voz de la plaza. Sin discursos y con mucha música, Paz sin fronteras sugiere cambiar las claves del conflicto. Desterrar el odio, repite el colombiano. Un abrazo fraternal, sugiere Olga Tañón, quien abre la cartelera recordando al exilio cubano, a los que nos apoyaron y a los que no. Una frase que dicha en voz alta –y en este caso en cadena nacional– es insólita en la isla. It’s time to change, insiste la puertorriqueña (y más tarde cantan Juanes y Bosé). Amaury Pérez habla con una televisora hispana de Miami y pide olvidar rencillas pasadas. Cambio contra inmovilismo. El mensaje va para los dos países, pero el foco está prendido en el impacto de la emigración. Juanes grita que quiere ver una sola familia cubana.

La idea reflota con la música. Por primera vez en diez años se presenta en la isla Orishas, un grupo rapero que reside en Europa y lleva el nombre de los dioses del panteón yoruba o santería, la devoción sincrética tan extendida en Cuba. Cucú Diamante debuta en su propio país, con su banda Yerbabuena. Unos y otros dicen y cantan que también son cubanos.

Para la nueva generación éste es su estreno en un show de tal alcance, aunque ni sus padres ni sus abuelos, ni los padres ni los abuelos de ellos tuvieron un espectáculo masivo al aire libre con un elenco internacional como el de hoy.

Para los veteranos de la escena musical en la isla hay casos memorables, como la resonante descarga de Oscar d’León en el festival de Varadero de 1983. O la presentación de Audioslave, en mayo de 2005, que reunió a unas 70 mil personas con apenas un día de promoción. O la de Air Supply, dos meses más tarde, ya con mejor publicidad y un auditorio de al menos cien mil roqueros. Pero nada que ver con lo de hoy. Hay un público joven ávido por la música, por el espectáculo y por figuras como éstas, que no suelen venir a la isla.

El escenario en este caso también es protagonista. La Plaza de la Revolución es un brillante en el collar de símbolos políticos de la isla después de 1959. Decenas de discursos se han dicho desde la tribuna. Millones de personas han desfilado por ahí, siempre bajo un lema beligerante. Ahí se homenajeó a su muerte al Che Guevara y la silueta del guerrillero corona un costado del Ministerio del Interior, uno de los varios edificios sedes del poder que rodean la explanada.

Esta vez el lema no es beligerante, sino conciliatorio. Ya hubo un mensaje similar en 1998, cuando el papa Juan Pablo II ofició una misa desde el mismo lugar donde ahora está el escenario.

Todavía el sábado se sabe que hay una especie de zona vip para el concierto, las primeras decenas de metros frente al escenario. Ahí llegarían estudiantes agrupados por escuelas e invitados especiales. A algunos turistas se les ha ofrecido una ubicación preferencial.

Hay una barrera metálica que separa ese territorio del resto de la explanada, que quedaría para el grueso del público. Juanes se queja. En una más de las negociaciones con el gobierno cubano, logra que quiten la barrera.

Pero muchos de los que irían a esa zona ya están convocados en puntos cercanos. Así pasa con decenas de compañeros priorizados, según les llama un uniformado. El grupo se abre paso entre una multitud contenida por la policía junto al Teatro Nacional.

Los que están ahí desde muy temprano protestan a grito pelado: “¡Queremos entrar… queremos entrar!” De pronto la policía cede y deja que todo el mundo pase en estampida, ya no en las filas ordenadas que quería formar. Ya no se abre la plaza a las doce del día, como se había anunciado, sino a las diez y media de la mañana. El tumulto es de tal tamaño que el ministro del Interior, Abelardo Colomé, tiene que bajar de su carro a pedirle a la guardia a cargo que le abra paso para llegar a su oficina, apenas unos metros adelante.

Después del portazo el público desborda incluso lugares muy reservados, como los espacios para la prensa al pie del escenario. La Tañón alude al conflicto de la zona vip, diciendo que se han abierto las puertas para todo el mundo por igual, sin diferencias y pide mesura, cooperación, cuidado para no provocar una tragedia. Una de las tarimas para fotógrafos y camarógrafos queda atenazada por la multitud. En ambulancias y puestos de socorro se atienden filas interminables de desmayados, algunos convulsionados. El calor cede un poco en la segunda mitad del espectáculo, cuando se detienen por ahí unas nubes salvadoras.

El programa cambia a última hora en la mañana, porque el previsto se basa en un acompañamiento que funcionaba en los ensayos en España, pero no acá. Se quedan decisiones principales: abre la Tañón, Bosé queda a la mitad y hace dúos con el cubano Carlos Varela y Juanes y cierran Los Van Van, en un final apoteósico, de lágrima viva, con casi todo el elenco cantando el Chan chan de Compay Segundo.

Silvio Rodríguez hace dos clásicas (El Reborujo y Ojalá). Le siguen el español Luis Eduardo Aute y Varela, el iconoclasta de los noventa, que se permite un chiste visual. Va, como siempre, con una camiseta negra, pero esta vez, a tono con la convocatoria, lleva una leyenda que dice: Tengo una camisa blanca. Para entonces ya pasaron el roquero X Alfonso, de los jóvenes de una saga de músicos notables; el Víctor Manuel de siempre, lamentando que por compromisos de trabajo no pudiera venir Ana Belén; Amaury, Cucú, el salsero puertorriqueño Danny Rivera, el ecuatoriano Velasco, veterano del Paz sin fronteras de Colombia-Venezuela y el italiano Jovanetti, bien conocido en la isla.

Duélale a quien le duela, el concierto por la paz ya se hizo, dice el líder de Los Van Van, Juan Formell. La nueva generación cubana se queda en la plaza las cinco horas y minutos que dura el concierto y baila, grita y llora.

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